El tiempo es el factor decisivo en el proceso de elaboración del ron Havana Club que respeta al máximo la tradición cubana. Tras la destilación, los aguardientes, que son la esencia del ron Havana Club, son sometidos a fases de envejecimiento, mezcla y selección para conseguir la “madre” o base del ron. Posteriormente, se mezcla dicha base con caña de azúcar fresca destilada para crear el “ron fresco”, que, a continuación, se vuelve a envejecer y mezclar hasta que el Maestro Ronero considere que está perfecto para conseguir un tipo de ron concreto. A esta última fase de mezclado se le llama el “toque”. Es el toque final del proceso.

En las diferentes fases de envejecimiento, la elección de los barriles es crucial ya que la madera da color, aroma y complejidad al líquido. El Maestro Ronero elige barriles de roble blanco viejo para que el ron respire y barriles más jóvenes por sus propiedades tánicas.
El ron está intrínsecamente ligado a la vida y la personalidad de los cubanos. Los cubanos aprovechan cualquier ocasión para compartir una copa o una botella de ron. En La Habana, la gente se reúne en bares huyendo del calor del exterior para charlar con los amigos y conocer a gente nueva mientras saborea un ron “a la roca” (con hielo) o un delicioso cóctel. En casa, el ron es la bebida con la que se brinda con la familia en las celebraciones importantes y la bebida que acompaña los momentos de descanso, junto a un buen habano.

Siempre que un cubano abre una botella de ron, deja que unas gotas caigan al suelo en honor a los Orishas, los dioses afrocubanos. Obviamente, Havana Club es considerado como el mejor ron que se puede ofrecer a los dioses.