El origen de la historia de Courvoisier comienza a principios del siglo XIX con Emmanuel Courvoisier y su socio Louis Gallois con la apertura de una empresa de vinos y espirituosos en el barrio parisino de Bercy.

En 1811 Napoleón visitó sus almacenes en Bercy y fue alojado por Louis Gallois, el Director, y Emmanuel Courvoisier. La leyenda cuenta que Napoleón llevó varios barriles de cognac con el a Santa Helena.

En 1843, el hijo de Emmanuel, Felix Courvoisier estableció la empresa COURVOISIER® en Jarnac en sociedad con Jules Gallois. Cuando Felix murió en 1866, sus sobrinos y asociados -Los hermanos Curlier- tomaron las riendas del negocio COURVOISIER®.

La reputación de COURVOISIER® como el cognac mas fino existente, fue reforzada por Napoleón III quién garantizó a COURVOISIER® el título de "Suministrador Oficial de la Corte Imperial" en 1869. Este certificado está ahora expuesto en el museo COURVOISIER® de Jarnac, con otros artefactos y memorandos Napoleónicos.

En 1909, la familia inglesa Simon tomó las riendas del negocio COURVOISIER® y comenzó a construir la identidad de la marca COURVOISIER® y desarrollo su reputación global. Establecieron la silueta de Napoleón e introdujeron en 1950, la botella Josephine, actualmente estos dos símbolos con reconocidos mundialmente.

COURVOISIER® pertenece ahora a Jim Beam Global, una de las mayores empresas de bebidas del mundo. No obstante, COURVOISIER® continúa manteniendo exactamente los mismo estándar en la creación y mezclado introducidos por su fundador hace mas de 200 años.