WHISKY BUSHMILLS ORIGINAL WHISKY BUSHMILLS ORIGINAL
WHISKY BUSHMILLS ORIGINAL  - Bushmills Original. Sí, el original, el clásico, el mejor whiskey de Irlanda. Se destila whiskey de malta (la malta es cebada humedecida y germinada) y whiskey de grano (sin germinar), se mezcla y se deja madurar de 4 a 6 años en barricas de roble. Perdone, ¿eso no es lo que hacen todas las destilerías? Buena pregunta. La respuesta es: “Más o menos, pero…” Bushmills emplea la mejor cebada de Irlanda y el agua más pura, imprescindibles para hacer el mejor whiskey del mundo. Destilamos no una, ni dos, sino tres veces nuestro whiskey, y ahí está el secreto, lo que hace que Bushmills sea extraordinariamente suave. Luego, obviamente, está el asunto de la mezcla de whiskeys (lo que nosotros conocemos como “blend”). Hemos tenido 400 años para descubrir exactamente las proporciones de cada whiskey necesarias para dar con la mejor. Y para finalizar, nuestras barricas de roble están hechas a mano y terminan por darle a Bushmills lo que necesita para ser el mejor whiskey irlandés.
Resultado, una Medalla de Plata en el San Francisco World Spirit Competition 2007. Pero no aplaudáis todavía.


BOTELLA 70 CL
GRADUCION 40 %
Precio
15,27 Eur   IVA incluido
Marca BUSHMILLS
Disponibilidad 1 unidades
Plazo de entrega 48 horas
Cantidad
En 400 años hemos vivido innumerables sucesos, momentos importantes, anécdotas… No es preciso que huyáis porque no os lo vamos a narrar todo, pero qué sería de alguien tan viejo como nosotros si no le dejárais contaros al menos alguna de sus historias. Las hay que son batallas de verdad…

Veamos, en 1608 se otorga la primera licencia real para producir “Acqua Vitae” (whiskey) en el área de Bushmills. Sobra decir que en nuestra tierra llevábamos siglos produciendo whiskey sin tener ni la menor idea de lo que era una licencia, pero esta fecha supone el establecimiento oficial de la destilería Bushmills.
Durante los dos siglos siguientes los irlandeses decidimos que elaborar whiskey es una de las mejores cosas en las que uno puede emplear el tiempo, y así se llegan a contar más de 1200 destilerías en Irlanda. Nosotros, ante tal avalancha, decidimos registrar nuestro nombre y logotipo en 1784.

A mediados del siglo XIX se decide imponer una tasa al uso de malta (cebada germinada) en la fabricación de whiskey. Para aminorar costes, las destilerías dejan de utilizarla y producen whiskey de grano (sin germinar), aminorando también la calidad. Nosotros, como buenos irlandeses, decidimos pagar religiosamente el impuesto y seguir fabricando el mejor whiskey posible.

En 1885 llega el desastre: un incendio arrasa la destilería. Después tampoco será para tanto, porque la reconstruimos a tiempo de llegar a la Exposición Universal de París de 1889 y ganar la única medalla de oro que consigue un whiskey. Además, aprovechamos para darnos un lujo: instalamos electricidad.

Pero en 1914 llega la I Guerra Mundial e inmediatamente después la prohibición de alcohol en EE.UU., adonde habíamos llegado de la manos de millones de emigrantes irlandeses. La producción de whiskey se colapsa y sólo sobreviven los mejores, entre ellos, el mejor.

En la II Guerra Mundial vuelve a repetirse la crisis y en una incursión aérea de los alemanes, un piloto hace un asombroso ejercicio de puntería y hace volar nuestras oficinas de Belfast por los aires. Tampoco ellos nos detienen.

Tras el fin de la Guerra, Bushmills entra en una fase dorada de crecimiento que llega hasta este mismo instante en el que lees este párrafo. Cumplimos 400, somos una leyenda, hemos renovado nuestra botella y asimilado las nuevas tecnologías, pero hacemos el whiskey de la misma forma en la que lo hacían nuestros viejos antepasados.


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